
Adivinación, videncia.
Adivinación en la cultura popular
Cuando escuchamos la palabra adivinación, es probable que ciertas imágenes acudan a nuestra mente: videntes gitanas de piel oscura, hojas de té y bolas de cristal y mucho humo; una escena de película en la que el As de corazones sale en una oscura partida de cartas o alguien saca la carta del tarot número XIII (la Muerte); charlatanes, tablas de Ouijas, curanderos y brujos cantando alrededor de una hoguera en mitad de la selva. Con una imaginación más tenebrosa, es posible que observemos otro tipo de imagen acechando en el fondo: magos oscuros en campos santos en búsqueda de conjuros, conocimientos oscuros e invocaciones al demonio y a los muertos.
Estas imágenes son la expresión de unas actitudes (ridiculización y temor) que tienen una larga historia en nuestra sociedad. Durante bastante, más de 1.000 años, la adivinación fue en la cultura occidental un pecado mortal y ser vidente era un crimen sancionado con la muerte, una conversión con el «demonio» apartada junto con los antiguos dioses y las mujeres sabias. La adivinación es un elemento importante de la cultura pagana (no cristiana) y de su idea de un cosmos o mundo animado. Cuando la Iglesia obtuvo el poder político en el mundo antiguo los antiguos dioses de aquellas culturas se convirtieron en demonios y el mundo vivo en su obra.

Adivinación en la edad moderna
Con el auge de las modernas «leyes científicas» de causa y efecto, del triunfo de la razón, los demonios se convirtieron en supersticiones, cuentos relatados por seres marginales o incultos, como las mujeres, los locos, los criminales o los salvajes. A pesar de nuestras suposiciones heredadas, la videncia no es un conjunto de supersticiones.
Es una manera no convencional de conocer y abordar un mundo animado, un mundo lleno de alma y espíritu.
continuará…